Palacio de Hofburg
Centro gubernamental con encanto
Durante siglos, el Hofburg de Viena fue el corazón de un imperio global, reflejo del esplendor y poder de los Habsburgo. Su historia se remonta al siglo XIII, cuando los Babenberg construyeron el primer castillo. En 1275, el rey Ottokar II de Bohemia ordenó ampliar la fortificación, que más tarde, bajo el reinado de Rodolfo I, recibió el nombre de "Hofburg". Desde sus orígenes medievales hasta las majestuosas ampliaciones de los siglos XVIII y XIX, el Hofburg se transformó en una joya arquitectónica que fusiona el gótico, renacimiento, barroco e historicismo.
A lo largo de los siglos, el Castillo Viejo, el Schweizerhof y el Ala Leopoldina fueron centros de poder donde no solo se forjaba la historia, sino también se fomentaba el arte y la cultura. Bajo el mandato de Francisco José I, se construyó el Castillo Nuevo, con vistas a la Heldenplatz, como símbolo de una época pasada.
Hoy, el Hofburg es un lugar vibrante que combina tradición y modernidad: sede del Gobierno del Presidente Federal de Austria, museo y espacio cultural en el corazón de Viena.
Y algo que pocos saben: ¡el Hofburg vienés es el palacio más grande del mundo!
Todos los domingos, los Niños Cantores de Viena deleitan al público con su mundialmente famoso canto coral en la Capilla del Hofburg. Las plazas están muy solicitadas, por lo que se recomienda reservar con antelación entradas con tiempo.
El Palacio de Hofburg en todas sus perspectivas
Esplendor imperial y tesoros culturales en el Hofburg
Así vivían los emperadores
El Hofburg ofrece una visión íntima de la vida privada de los Habsburgo, desde el cepillo de cabello de la emperatriz Isabel hasta la estilográfica del emperador Francisco José. También revela el esplendor de las galas imperiales: desde el cetro hasta la corona imperial, pasando por la Santa Lanza.
Los Aposentos Imperiales permiten adentrarse en el ambiente de la vida cotidiana de Francisco José y Sisi. A través de numerosas escaleras y antecámaras, se accede a la sala de audiencias del emperador, donde recibió a más de 260.000 súbditos a lo largo de su reinado. No muy lejos de allí se encuentra su austero estudio, donde a las cinco de la mañana ya estaba revisando expedientes. Sin embargo, Francisco José no solo era un sensato burócrata, sino también un esposo amante. Desde su escritorio, siempre tenía a la vista el retrato de su querida Sisi. Ella, por su parte, disfrutaba pasar el tiempo en su gimnasio y cuarto de aseo. Cuando no se ejercitaba en las barras de pared, pasaba horas allí arreglándose el cabello.
Tesoro del saber
La Sala de Estado es la pieza central de la Biblioteca Nacional de Austria. Su origen se remonta al príncipe Eugenio de Saboya, que poseía la mayor biblioteca privada del mundo a principios del siglo XVIII. Los 15.000 volúmenes del príncipe pueden admirarse aún hoy bajo la cúpula de la Sala de Estado. Las encuadernaciones siguen un estricto sistema de colores: rojo para la historia y la literatura, azul para la teología y la justicia, amarillo para las ciencias de la naturaleza.
Tras la muerte del príncipe Eugenio en 1736, el emperador Carlos VI trasladó esta colección única al palacio de Hofburg. Se encuentra junto a otros 200.000 volúmenes en la que probablemente sea la sala barroca más bella de Viena: una concentración de conocimiento de 80 metros de largo y 20 metros de alto.
Oro, plata y piedras preciosas
El Tesoro Imperial es una colección única que abarca 1.000 años de historia europea. Magníficas insignias, como la Corona Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico y la Corona de Habsburgo de Rodolfo II, dan fe del más alto nivel de orfebrería. Además, alberga objetos históricos misteriosos, como la Santa Lanza, cuyo pasador central se cree que fue uno de los clavos con los que Cristo fue crucificado. También se encuentra un gigantesco diente de narval, que se pensaba que era el cuerno del unicornio. Otro objeto de gran importancia es un cuenco de ágata de la Antigüedad tardía, que durante siglos se creyó que era el legendario Santo Grial.
Los preciosos tejidos de las cabezas coronadas también esconden sorpresas. ¿Quién hubiera imaginado que el manto de coronación de los Habsburgo fue confeccionado en un taller normando de Sicilia, y que los tejedores árabes no solo bordaron leones y camellos, sino también misteriosos caracteres árabes?
Un país en transición
Inaugurada en 2018, la Casa de la Historia presenta el desarrollo de Austria durante los últimos 100 años. Desde el colapso del Imperio de los Habsburgo hasta el camino hacia la República, pasando por los años oscuros de la dictadura nacionalsocialista y el resurgimiento democrático tras la Segunda Guerra Mundial. Una nación marcada por una historia llena de acontecimientos.
Las estaciones interactivas de audio y vídeo permiten explorar el autodescubrimiento de los austriacos y su evolución cultural. Cientos de objetos únicos ayudan a preservar estos recuerdos: desde el águila bicéfala caída de la Monarquía del Danubio hasta el vestido con el que Conchita Wurst triunfó en el Festival de Eurovisión de 2014.
Lo que perdura es la imagen de un país que se reinventa una y otra vez.
Esplendor imperial: baila y vive la experiencia del Hofburg
Un paseo por el Hofburg
Iglesias con historia
La magia de los caballos blancos
Los caballos Lipizzaner son un icono de la identidad austriaca y Stallburg es uno de los lugares más importantes para la preservación de la equitación clásica.
Hay muchas oportunidades para admirar los famosos caballos blancos -que, por cierto, nacen con pelaje oscuro-. En las demostraciones del picadero barroco de invierno se muestran obras maestras de la alta escuela clásica: desde la cabriola hasta la levada - en fechas señaladas incluso al son de la mundialmente famosa Orquesta Filarmónica de Viena o de los Niños Cantores de Viena. Pero también merece la pena visitar el trabajo matinal de los jóvenes sementales, en la que probablemente sea la sala de equitación más bella del mundo. O el Museo Lipizzaner, con su exposición sobre 450 años de cultura ecuestre cortesana.
Y en verano, también podrá contemplar a los caballos blancos en su "tiempo libre": Es cuando las yeguas y sus potros pueden pastar en los jardines del castillo.
Preguntas frecuentes
Protección del clima
La conservación de edificios históricos en Austria no solo protege el patrimonio cultural, ¡también contribuye al cuidado del clima! ¿Por qué?
Restaurar y conservar en lugar de construir desde cero ahorra recursos valiosos. Al preservar los edificios existentes, evitamos nuevas construcciones en espacios verdes y reducimos el consumo de materiales.
Además, proteger monumentos refuerza la identidad regional y enriquece la oferta cultural. Cada edificio histórico cuenta una historia y conecta generaciones a través de su legado arquitectónico.
Muchos de estos edificios fueron construidos con materiales naturales y locales. Al restaurarlos, se prioriza el uso de esos mismos materiales para mantener su autenticidad.
Y no menos importante: los edificios históricos suelen ser refugios para especies animales y vegetales. Protegerlos significa también cuidar estos hábitats. ¡Cultura, identidad y sostenibilidad van de la mano!